Es muy habitual tomar chufa en verano, y es que con ella se elabora la bebida más refrescante y saludable de esta estación del año. Pero por sus múltiples propiedades y valores nutricionales, su uso ha comenzado a extenderse y, de hecho, la chufa debería empezar a consumirse como parte de la dieta diaria. Es un alimento saludable, sin gluten, y con un alto contenido en fibra. Un requisito básico para cualquier clase de dieta: es una importante fuente de proteína no animal, además de ser fuente de potasio y magnesio.
En la gastronomía, la chufa es cada vez más valorada, ya que tiene un sabor exquisito y muy particular. Un característico gusto dulce e intenso que explota en la boca, muy jugoso sin resultar empalagoso, que al tiempo que deleita el paladar, cuida la salud proporcionando un alto bienestar en el organismo.
En bebidas, ya sea sola o mezclada con otras frutas, es perfecta para la preparación de flanes o helados. Incluso, hay quienes han probado ya la chufa como parte de una receta variante del tradicional ajoblanco, en el cual las almendras marconas se han sustituido por las chufas, más ligeras, aunque igualmente nutritivas y altamente digestivas. Por lo tanto, es ideal para cualquier persona sin importar edad, sexo o condición. Por sí sola es un alimento excepcional.
Hoy en día es posible encontrar un sinfín de maneras de explotar este mini tubérculo, que eran inimaginables hace unos años, como por ejemplo, aceites, cervezas, chocolate o turrón. Está adquiriendo un papel protagonista en la cocina vegana y en el mercado de los productos ecológicos. Tanto es así que, incluso, se puede encontrar ya en forma de harina para usar como recomiende la imaginación.
En este sentido, quienes ya han probado este ingrediente de repostería, aseguran que la harina de chufa, mezclada con miel o dátiles, da como resultado unos pasteles exquisitos y sanos, ya que todos los ingredientes que se utilizan son naturales. Además, pronto habrá en el mercado productos que ya se están fabricando, dulces y salados, como cremas untables y galletas de chufa.
A la tradicional crema de cacao y avellanas de la merienda de los niños, le ha salido una dura competidora con la crema dulce de chufa, que acompaña perfectamente al té o al café. Y lo mejor: para toda la familia porque es un alimento saludable, con alto contenido en fibra, vitaminas, minerales y sin gluten. Pero hay más: hace tiempo que los reposteros más selectos emplean la chufa para preparar bombones. Debido a que su sabor no es en extremo dulce, se puede acompañar en la elaboración de tartas y mousses más consistentes, como una mousse de chufa y tocino de cielo, resultando un contraste muy delicioso.
Quienes prefieran los sabores salados, pueden probar las chufas saladas encurtidas en agua con vinagre y aromatizadas, ya sea con ajo y orégano o con tomillo y romero. De esta manera, pueden añadirse a ensaladas, así como a platos de arroces y cuscús.
Con la chufa podrán elaborarse productos aptos para diabéticos y para celíacos. E incluso para quienes sufren de presión arterial, siempre combinando fórmulas y productos válidos para que los consuman estos sectores que deben cuidar especialmente su salud sin, por ello, renunciar al sabor y a lo exquisito.
Beneficios de la chufa
La chufa contiene carbohidratos, grasas, fibra y proteína. Su contenido en grasa es casi el mismo que el de otros frutos secos. Pero se trata de grasas monoinsaturadas, con un alto contenido en ácido oleico Omega 9. Su contenido de ácido oleico se asemeja casi al del aceite de oliva. Destacan sus propiedades digestivas, astringentes y cardiosaludables, de efecto probiótico, reconstituyente y estimulante.
Tomar chufa aumenta la inmunidad en el organismo y, además, es recomendable para casos de desnutrición, por su alto porcentaje en hierro. Pero también por contener arginina, un aminoácido que reduce el gasto energético, es muy útil en pacientes con anemia o debilitados. Se recomienda su consumo a los niños y ancianos, personas enfermas o convalecientes, diabéticos, con problemas de corazón, estrés o nerviosismo y deportistas. También es beneficioso para personas con problemas de estreñimiento o trastornos digestivos como úlcera, ya que la arginina favorece la cicatrización. Además ayuda a rebajar el colesterol.
Por el contrario, no tiene cafeína, teína ni estimulantes, como tampoco contiene ni produce gases. Así pues, es la bebida ideal para cualquier persona y, en especial, para quienes deben cuidarse más, como las mujeres con osteoporosis o embarazadas, a quienes los refrescos y bebidas con alcohol no sientan bien.
Tampoco encontramos lactosa, fructosa ni gluten, por lo que se puede consumir y dar a los hijos sin temor a alergias o intolerancias de ningún tipo. La chufa es fuente de vitaminas C y E, y minerales como el calcio, el fósforo, el magnesio, potasio y el hierro. También tiene almidón, proteínas no animales y unas enzimas que ayudan a la digestión.
De larga tradición, la chufa era consumida por los egipcios, hace más de 3.000 años. Fue introducida en España por los árabes en el siglo VII. En el siglo XVI se le atribuían propiedades antiinflamatorias de las vías respiratorias y se recomendaba para alivio del estómago. Aunque se conoce la chufa de Valencia, este tubérculo puede tener otros orígenes, como la chufa africana, que suele venir de Níger, Burkina Faso o Malí y, que es más grande.
Lo último que intentan conseguir los agricultores es una chufa más blanda, de manera que pueda consumirse a modo de legumbre. Y es que cualidades no le faltan para acompañar una dieta diaria, sea cual sea el sabor favorito, dulce o salado. La chufa es rica, saludable y muy beneficiosa para el organismo humano.
Una recomendación para los amantes de las chufas es probar a reinventar los platos con nuevos sabores: helados artesanos, ensaladas frescas, cremas para untar, snacks, galletas, etc. Todo es cuestión de echarle imaginación y reinventar los hábitos culinarios incorporando productos saludables. Porque la chufa casa con todo.