Las chufas son el ingrediente básico de una de las bebidas más popularizadas en España: la horchata. En verano es frecuentemente consumida debido a su agradable sabor y sus múltiples propiedades organolépticas muchas veces desconocidas.
¿Qué es la chufa?
La chufa (Cyperus esculentus) es un tubérculo de una planta llamada juncia avellanada. Se trata de un tubérculo cultivado desde hace miles de años, y empleado no solo en gastronomía, sino también para la cura de múltiples enfermedades así como de su prevención.
La chufa en ocasiones se toma en forma de fruto seco, una forma saludable e interesante de consumirla e incorporarla de esta forma a una vida sana, sin embargo, este es un tubérculo, como se ha indicado.
¿Cómo incorporar la chufa a una vida saludable?
Los componentes fundamentales de este tubérculo son los carbohidratos, así como la fibra, las grasas y las proteínas. Las grasas en concreto son bastante elevadas (30 %), y al igual que los aminoácidos que contiene son esenciales para el organismo humano. Además, el tipo de grasas son monoinsaturadas, es decir, son aquellas grasas beneficiosas para el organismo, como puede ser el omega 9.
Todas estos elementos hacen que la chufa conserve múltiples propiedades como ayudar al sistema digestivo, proteger al corazón frente a enfermedades coronarias, ayudar al sistema inmune y prevenir la oxidación de las células, es astringente, probiótica, es saciante, ayuda en el caso de padecer úlceras de estómago, estimula la producción de leche durante la lactancia…
Así pues, la chufa es un alimento aconsejable para las personas que padezcan colesterol, diabetes, hipertensión, artritis, o enfermedades cardiovasculares.
Las chufas pueden consumirse prensadas con azúcar en forma de horchata, o bien, como fruto seco si se prefiere una opción más saludable. Sea como sea, este tubérculo contiene una serie de características fundamentales para mantener una vida sana y puede ser la clave fundamental para una dieta equilibrada.