La alimentación es uno de los pilares de una vida saludable, por lo que saber tener una nutrición adecuada proporciona una de las bases de una vida sana. Es por esto que la chufa es uno de esos alimentos que por sus propiedades nutricionales y organolépticas se encuadra perfectamente en dietas que buscan el equilibrio.
La chufa es un tubérculo propio tanto del trópico como del Mediterráneo. En la zona mediterránea destacan por su dulce sabor las del levante de la península ibérica (Valencia).
Composición nutricional
100 gramos de chufa nos podrían aportar:
- Energía: 403 kcal.
- Proteínas: 4,3 g.
- Carbohidratos (glúcidos): 23,8 g.
- Fibra: 11,7 g.
- Calcio: 48 mg.
- Hierro: 3,2 mg.
¿Qué aportan todas esas propiedades?
- Ideal para dietas deportivas, por su alto contenido calórico y en carbohidratos.
- Altos valores de lípidos, fundamentalmente monoinsaturados (que parece ser que ayudan a reducir los niveles de colesterol LDL).
- Contenido en hierro bastante alto. El consumo diario recomendado de hierro en hombres y mujeres de 19 a 50 años es de 8 y 18 mg respectivamente, por lo que las chufas pueden ser una fuente idónea.
- Alto contenido en arginina. Este aminoácido actúa como vasodilatador (podría mejorar la potencia sexual, acelerar la reducción de peso, etc.).
La fibra, una de las claves de la chufa
Además de todas estas propiedades, la cantidad de fibra contenida en la chufa la hacen especialmente aconsejable para alcanzar las recomendaciones diarias, que en un adulto son de aproximadamente 25 gramos.
La fibra alimentaria es muy importante porque:
- Mejora la higiene bucal.
- Aumenta la sensación de saciedad.
- Reduce los lípidos, lo cual es protector en el caso de enfermedades cardiovasculares.
- Podría reducir los niveles de glucemia en personas con diabetes.
- Podría prevenir el cáncer colorrectal, la diverticulosis y otras enfermedades relacionadas con el aparato digestivo.